Cartas a una joven promesa
Coautor con Antonio Heredia. Publicaciones Universidad de Málaga, 2013
Como declara el título, es un libro escrito en forma epistolar, un género de bien probada tradición con fines de instrucción. Desde la antigüedad, enseñanzas morales fueron forjadas y trasmitidas en forma de cartas, sea a un destinatario (así, Séneca), sea a un grupo de discípulos (así, san Pablo). En la Edad Moderna, en ropaje de ese género se han presentado ensayos, por lo general, críticos frente a la sociedad: las Cartas a un Provincial de Pascal, las Cartas persas de Montesquieu, las Cartas marruecas de Cadalso. En esta otra tradición, las Cartas a una joven promesa participan del enfoque ensayístico al abordar cuestiones y preocupaciones de la joven generación.
Los autores del presente epistolario tuvieron como principal modelo las Cartas a un joven poeta de Rilke; y con no pequeña ambición trataron de emularle. No hay un destinatario, sino dos, una joven Elisa y un joven Jose, en caminos de vida diferentes, y los propios coautores son también destinatarios. El epistolario procede en tandas, cada una en cuatro cartas, de Antonio Heredia a Jose y a Alfredo Fierro, de éste a Antonio Heredia y a Elisa. Se ha mantenido ese molde en todas las tandas excepto en la última, donde hay carta de Jose a Antonio Heredia, no a la inversa. Si frente a los precedentes incontables pueden estas Cartas a una joven promesa –en realidad, dos jóvenes prometedores- presumir de alguna originalidad, es por ese molde en cuadrilátero.
Los jóvenes destinatarios de las cartas personifican a estudiantes en ámbitos muy distintos de la cultura: Jose, en la investigación en ciencias duras; Elisa, en una bifurcación donde tendrá que optar entre una ciencia social, la psicología, y una dedicación artística, la música. Con esa doble personificación se intenta abarcar el espectro de la cultura actual, que se extiende no sólo entre las ciencias y las humanidades, según un análisis que habla de ellas como de “dos culturas” contrapuestas, sino también a través de otras disciplinas y artes. Los autores de las cartas consideran erróneo hablar de “dos culturas” en la sociedad moderna.Antes bien. y por el contrario, entienden que amplios puentes enlazan las distintas actividades, disciplinas, profesiones en la sociedad moderna. Por centrarlo en sus dos polos: hay un arte de investigar en ciencia; y hay método, rigor, en los artistas. O, dicho de manera filosófica: la belleza y la verdad coinciden no poco. Sobre la base de esa convicción, las Cartas pretenden dirigirse a un público lector, joven o no tan joven, bastante más amplio que la bipolaridad definida por los dos personajes destinatarios: a estudiantes y graduados en muy distintas carreras y, respectivamente, profesiones. Pretenden instruirles en un buen hacer profesional y orientarles también en las opciones de futuro que la vida les ofrezca.
Las Cartas versan sobre la vida profesional que les espera a nuestros jóvenes, sobre cómo moverse en ella, cómo elegir ante distintos caminos, cómo progresar en la vía emprendida. Por ese motivo, si hubiera de ponerse otro título o subtítulo a las mismas, el más apropiado sería no algo tan general como “sobre la juventud” o “sobre el futuro de los jóvenes”, sino algo mucho más limitado: “sobre el buen hacer profesional”.
Las distintas rondas del epistolario, equivalentes a capítulos del libro, cada uno con cuatro cartas, escritas en el transcurso de un mes, lleva un encabezamiento, que ya da entender la línea seguida por los autores. He ahí, pues, el título de esos capítulos o rondas:
- Mucho por vivir
- Mucho por descubrir
- Disyuntivas y preguntas
- Contra el perfeccionismo
- Sin deprimirse
- En busca de la excelencia
- ¿Maestros?
- Cierta música
- El político, el científico, el artista
- Buscar, hallar, aprender
- ¿Hay progreso?
- Presagios de cambio
- Juegos de lo posible
- La belleza y la verdad
- Lo que queda tras las cartas
Lecturas y lecciones (breve lista de libros recomendados).